30 abril 2009

Día 71: We all get influenced

Si guardás tu azúcar en el mismo compartimiento de la cocina que tu washing powder, tu té luego adquiere un ligero sabor a jabón...


no está bueno

26 febrero 2009

Día 7

Adiós al buchi que conocíamos...


sad news


03 septiembre 2008

Communication breakdown

Por alguna razón no puedo comunicarme bloguísticamente con mi cabeza.

Así que vamos a dejar enfriar, decantar; los sollozos por comida de lo que alguna vez fue un lindo proyecto me están rompiendo las pelotas...

Así, de fácil.

14 agosto 2008

Parado en la difusa linea

CREÓN. - Tienes toda la vida por delante. Nuestra discusión era ociosa, te lo aseguro. Tienes ese tesoro todavía.
ANTÍGONA. - Sí
CREÓN. - No hay otra cosa que importe. ¡Y tú ibas a derrocharlo! Te comprendo, yo hubiera hecho lo mismo a los veinte años. Por eso bebía tus palabras. Escuchaba desde el fondo del tiempo a un joven Creón flaco y pálido como tú y que también sólo pensaba en darlo todo... Cásate pronto, Antígona, sé feliz. La vida no es lo que tú crees. Es un agua que los jóvenes dejan correr sin saberlo, entre los dedos abiertos. Cierra las manos, cierra las manos, rápido. Reténla. Ya verás, se convertirá en una cosita dura y simple que uno roe sentado al sol. Todos te dirán lo contrario porque necesitan tu fuerza y tu impulso. No los escuches. No me escuches cuando pronuncie el próximo discurso delante del sepulcro de Eteocles. No será cierto. Sólo es cierto, lo que no se dice... Tú también lo sabrás, demasiado tarde; la vida es un libro que amamos, un niño que juega a tus pies, una herramienta que uno sujeta bien en la mano, un banco para descansar a la noche delante de casa. Vas a despreciarme otra vez, pero descubrir eso, ya verás, es el consuelo irrisorio de envejecer, la vida quizá sólo sea, después de todo, la felicidad.
ANTÍGONA (murmura, con la mirada un poco perdida). - La felicidad...
CREÓN (de pronto con un poco de vergüenza). - Una pobre palabra, ¿eh?
ANTÍGONA (despacio). - ¿Qué será mi felicidad? ¿en qué mujer feliz se convertirá la pequeña Antígona? Qué mezquindades tendrá que hacer día a día, para arrancar con los dientes su pedacito de felicidad? dígame, ¿a quién deberá mentir, a quién sonreír, a quién venderse? ¿A quién deberá dejar morir apartando la mirada?
CREÓN (se encoge de hombros). - Estás loca, cállate.
ANTÍGONA. - ¡No, no me callaré! Quiero saber cómo me las arreglaré, yo también, para ser feliz. En seguida, porque hay que elegir en seguida. Usted dice que la vida es tan hermosa. Yo quiero saber como me las arreglaré para vivir.
CREÓN. - ¿Amas a Hemón?
ANTÍGONA. - Sí, amo a emón. Amo a un Hemón duro y joven; a un Hemón exigente y fiel, como yo. Pero si la vida, la felicidad de que usted habla han de pasar por él con su desgaste, si Hemón no ha de palidecer ya cuando yo palidezca, si no ha de creerme muerta cuando tardo cinco minutos, si no ha de sentirse solo en el mundo y detestarme cuando me río sin que él sepa por qué, si ha de convertirse a mi lado en el señor Hemón, si ha de aprender a decir que sí él también, entonces ya no amo a Hemón.
CREÓN. - No sabes lo que dices. Cállate.
ANTÍGONA. - Sí, yo sé lo que digo; es usted el que ya no me oye... Ahora le hablo desde muy lejos, desde un reino donde no puede entrar con sus arrugas, su prudencia, su barriga. (Se rie) ¡Ah! ¿Me río, Creón, me río porque te veo de golpe a los quince años! El mismo aire de impotencia y de creer que todo se puede. La vida sólo te ha añadido todas esas arruguitas en la cara y esa grasa que te envuelve.
CREÓN (la sacude). - ¿Te callarás de una vez?
ANTÍGONA. - ¿Por qué me quieres hacer callar? Porque sabes que tengo razón? ¿Crees que no leo en tus ojos que lo sabes? Sabes que tengo razón, pero no lo confesarás nunca porque estás defendiendo tu propia felicidad en este momento como una fiera.

Antígona, Jean de Anouilh (1942)

04 agosto 2008

Salvando las diferencias entre una de las mejores películas del cine mundial y Evangelina Anderson moviendo el orto



¿Se acuerdan la escena de Amelie en la que se pone a pensar cuantos orgasmos estará teniendo la gente en ese momento?




Bueno, la cosa es que si te ponés a pensar en eso, seguramente sean más de 15, dependiendo de la ciudad en que vivas, pero la mente se te pone en blanco (jeje).

Hace un rato escuché desde el living el televisor de la cocina, Marcelo Tinelli estaba presentando a Marcelo de Bellis diciendo: "No lo puedo creer, de Bellis bailando árabe, no lo puedo creer, me muero, me muero..."

Yo en ese instante, como una reacción se me ocurre gritar "pero moriiiite pelotudo, y dejá de joder", mi vieja me caga a pedos diciendo que no le desee eso a nadie. Termina el momento y me pongo a pensar, es peligroso decir eso siendo Tinelli, como yo debe haber un par que tiraron mi mismo comentario... no sé cuantos, porque al que no le gusta Tinelli no lo mira y listo, pero unos quince debe haber habido.

22 julio 2008

Los lagos

Bueno, esto es para todo aquel que preguntó "¿cuando vas a revivir tu blog?", bueno, ahí les va, un post para que se cansen de leer. Un texto que apareció un día en casa entre un montón de papeles viejos, escrito a máquina (lo tuve que pasar entero), y según lo que pude averiguar en mi familia lo debe haber hecho mi abuelo... al cual no conocí, pero después de esto me cae muy bien.
Los lagos

En los confines del lago Nahuel Huapi, dicen, vive una extraña forma animal de la naturaleza, a la cual muchos han llamado monstruo.
Cuando Matías y Carla organizaron el viaje de verano al sur argentino ambos sabían que era una forma de salvar al noviazgo de su inminente colapso. Mucho tiempo antes en la relación habían discutido el tema del viaje en reiteradas ocasiones, sin llegar a concretarlo nunca. La convivencia había sido difícil en los últimos tiempos; constantemente las ideas de infidelidad acosaban a Matías en sus sueños diurnos y el recelo con el que trataba a su novia había desgastado la relación significativamente. Con plata ahorrada ese año- no mucha por cierto ya que ambos trabajaban realizando pasantías, él en un banco y ella en una empresa- compraron los pasajes en tren hasta San Carlos de Bariloche, con unos 2 meses de anticipación. Las expectativas iban creciendo conforme la fecha del viaje se acercaba y eso se notaba en ambos, inclusive habían vuelto a hacer el amor.
El 7 de Diciembre de 1973 comenzaron la travesía sin más planes que sus boletos, una carpa, una mochila repleta de ropa y diversos utensilios de cocina y la plata ahorrada. A las 7 de la tarde tomaron el tren, buscaron sus asientos en el tercer vagón- clase “primera”-, se sentaron y el abrió un libro al instante mientras ella se dispuso a mirar por la ventana la salida y la lerda internación a la agreste y desolada patagonia argentina. Al cabo de unas horas Carla se durmió, Matías la tapó con su campera y prosiguió su lectura; No pudo pegar un ojo en toda la noche ya que los vaivenes constantes del tren y el miedo al hurto de sus mochilas no lo dejaron. A las 2 de la tarde arribaron por fin a destino; la estación parecía un poco más cuidada que la de Bahía Blanca, pero esto solo era apariencia, dado que un pequeño paso de Carla por los baños bastó para corroborar lo contrario. Caminaron por una calle cuyos arrayanes desempeñaban la función de arco del triunfo de ingreso a la ciudad, dejando entrever cada tanto unos pequeños rayos de luz que les auspiciaban buen augurio. Los dos fueron invadidos por un notable sentimiento de felicidad, se tomaron de la mano y continuaron su caminata hacia la oficina de turismo.
Una vez llegados al centro de la ciudad la belleza de esta los inundó a ambos, y cada uno para los ojos del otro era más hermoso, más perfecto, más sencillo. Los problemas que los habían alejado en los últimos meses no cobraban sentido ante aquel momento idílico; sin posturas, sin miedos al término del futuro, la vida es fácil y menos lastimosa. No se apresuraron, consiguieron agua caliente y se prepararon unos mates en la plaza principal mientras comían unos sanguchitos. A las 3 de la tarde pudieron presenciar la salida del pájaro cucú de su torre, cosa que los desilusionó bastante ya que la falsa criatura mitológica de proporciones descomunales de sus mentes, era solo un pajarraco de madera de un metro y medio mal tallado. Luego de esto se dirigieron a la pequeña casa de madera que ostentaba el título de “Oficina de Turismo de San Carlos de Bariloche”. Una rubia secretaria los informó sobre las actividades que en la ciudad se podían realizar al aire libre, pero ni bien el nombre Nahuel Huapi se presentó en la conversación Carla emitió un pequeño grito de felicidad para hacerle notar a su novio que aquello era lo que realmente quería hacer. Salieron de allí y bajo las indicaciones de la mujer caminaron hacia la ruta para conseguir alguien que los acercase. Durante media hora hicieron dedo pidiendo un aventón hasta que una pareja los recogió en una van volkswagen, ostentosamente adornada con símbolos de la paz y un arcoiris.
- Suban muchachos- dijo el conductor- ¿para donde van?
- Al Nahuel Huapi- contestó Carla haciendo uso de su más simpática sonrisa.
- Entonces vamos todos para el mismo lugar- replicó la mujer que iba de acompañante- esperen que les abro ahí atrás.
Ambos subieron al coche y se sentaron donde pudieron entre sobres vacíos de papas fritas y arbolitos en pequeñas macetas.
- Disculpen el quilombo, che- dijo el conductor- no esperábamos visitas en casa.
Todos rieron menos Matías, que al darse cuenta de su disonancia largó una fría risa de compromiso.
- Yo soy Eduardo y esta es mi mujer Daniela.
- Hola chicos- añadió la mujer.
Ambos saludaron y rápidamente Carla inició una conversación con los dos desconocidos. La idea de intimar con gente nueva no le atraía demasiado a Matías, se mantenía siempre desconfiado, siempre a la defensiva por si acaso.
La pareja confesó venir del Bolsón y lo que se percibía a simple vista eran todas sus posesiones. Matías recién en ese momento se dio cuenta que estaban sentados en un fino colchón de una plaza que funcionaba como cama matrimonial de la pareja, lo cual le dio un poco de asco. Debían tener unos 45 años cada uno, quizás ella un poco menos. Eduardo ostentaba una larga cabellera que se juntaba a su abundante barba y diversos colgantes en su cuello; ella tenía el pelo todo enmarañado y unos ojos que inspiraban ternura. Matías no pudo dejar de notar portaban algo bello en su descuido, pero atribuyó este pensamiento al ambiente que los rodeaba.
- Y que hace por acá una pareja de tórtolos de ciudad ¿eh?- Dijo Daniela con una sonrisa.
-De vacaciones- contestó Matías- escapando de los edificios y todo eso.
-Mirá, habla- comentó riendo la mujer.
-Quedate tranquilo pibe que no mordemos- replicó Eduardo- bueno, de vez en cuando esta sí, pero solo cuando está en celo.
Nuevamente risas, pero esta vez Matías prefirió quedarse callado en vez de ser educado.
- Chicos, parecen buena gente- prosiguió- y ya que vamos todos para el mismo lado, y compré carne para el campeonato del mundo ¿se quieren quedar con nosotros para un asadito a la noche?
Carla asintió inmediatamente, lo que no dejó muy tranquilo a Matías dado su desconfianza hacia los nuevos amigos de ruta, y hacia su novia.
Estacionaron el coche en una de las bajadas cercanas al lago y dispusieron la pequeña carpa y un banquito con sillas para sentarse. Prepararon unos mates y una larga charla los entretuvo mientras el sol caía. Por la noche, Eduardo y Matías hicieron el asado, mientras las mujeres preparaban la mesa y colocaban las ensaladas. Lo usual continuó a lo usual, armaron un pequeño fogón y bajo las estrellas cantaron “Rasguña las piedras”, “El oso” y “Mariposa technicolor”.
- ¿Fuman chicos?
- Sí
- ¿Careta?- agregó Daniela- ¿o fuman?
- ¿Eh?- fue lo único que atinó a decir Matías, mientras un enorme cigarrillo armado del tamaño de un dedo gordo del pie era alcanzado por Eduardo.
- Bueno dale- dijo Carla, que ante la mirada desaprobatoria de su novio replicó- uh, dale ¿Qué te va a pasar?
- Nada, pero no acostumbro, yo no quiero.
La velada transcurrió así, tranquila, entre música y risas. Bien entrada la noche las dos parejas se despidieron y se prepararon para dormir. Matías y Carla entraron en su carpa y se dispusieron a descansar, pero ni bien escucharon ruidos extraños que provenían de la van ella se subió encima de él e hicieron el amor gran parte de la noche.
Al día siguiente desayunaron todos juntos. Las mujeres tomaron el coche y fueron a la ciudad para reabastecerse. Eduardo invitó a Matías a pescar mientras las esperaban. Tomaron una caña cada uno, encarnaron y tiraron sus líneas al agua.
- ¿De que laburás vos? macho- preguntó Eduardo para hacer más ameno el rato
- En un banco, por ahora- contestó- ¿vos?
- Yo estudiaba para contador de pibe, pero no metí un final en 3 años, me pudrí, y ahora hago artesanías que vendo junto a la bruja. Por cierto, gran piba la que tenés ahí, che.
- Sí- Contestó- ¿Qué sale acá? che
- Trucha, muy piola mina, posta.
- Gracias
- Y muy linda también
Matías dirigió una mirada de soslayo por sobre su hombro a Eduardo. El resto de la mañana continuó en silencio. No se pescó mucho.
Cuando las mujeres llegaron agregaron a la pesca de la mañana la carne comprada, y esta vez ellas hicieron el asado.
Por la tarde Matías le propuso salir a caminar por la orilla del lago a Carla. Ella estuvo de acuerdo e invitó los demás a que los acompañasen.
- Escuchame- le dijo él- ¿qué es esto de hacerte tan amiga de “los hippies”?
- No son “hippies”, no hicieron otra cosa que ser buenos con nosotros y me gusta estar con ellos ¿está mal?
- Allá vos- Contestó- pero después no te quejes.
Caminaron unos kilómetros charlando sobre duendes, hadas y demás mitología de la zona. Luego emprendieron la vuelta al campamento.
La velada siguió el patrón de la noche anterior: otro asado, fogata, guitarra, pero esta vez acompañada de una gran damajuana, a la que Matías le entró duro y parejo, ya que no quería fumar de esas cosas que cada tanto Eduardo sacaba de su bolsillo.
Entre risas de todo tipo Daniela se paró, y gritando exclamó haber visto un duende. Todos se alarmaron debido al estado en que se encontraban y Eduardo propuso una caza de duendes. Rápidamente se paró y comenzó a correr en dirección a los árboles seguido por su mujer.
- ¿No venís?- le dijo Carla a Matías- dale, vamos a cazar duendes.
- No, dejá- contestó él- no me prendo a la boludez, me quedo acá.
- Siempre igual vos pendejo. No importa, me voy con mis nuevos amigos. “Después no te quejes”- y sacándole la lengua corrió tropezándose en dirección a los otros.
Matías se levantó, caminó hacia la orilla y se acostó allí. Cerró los ojos y se sumió en un profundo sueño, feliz y sencillo.
A la mañana siguiente se despertó con una resaca increíble. Miró a su alrededor pero no había nadie. Se paró, observó el campamento pero allí tampoco había nadie. Mientras se preguntaba donde estaban los otros vio una larga sombra que se movía en lo profundo del lago, a un kilómetro de donde él se encontraba. Esto lo asustó bastante, y con sus ojos siguió el trayecto del objeto, que cada vez se hacía más grande allá a lo lejos.
Vio asomarse primero la cabeza, y como un submarino atómico emergiendo a la superficie, así salió el resto del cuerpo. Lentamente la sombra en el lago se fue convirtiendo en una serpiente color carne de proporciones descomunales que emergía del agua; pero no fue hasta que vio las dos enormes pelotas que Matías se dio cuenta de que lo que salía del agua era en verdad una gigantesca verga, una inmensa y monumental pija, que ahora flotaba en la superficie. Como una ballena comenzó a escupir litros y litros de semen hacia arriba por su orificio, que en forma de espuma flotaba en el agua. Ágilmente se tornó hacia el punto donde Matías observaba estupefacto el maravilloso hecho para luego sumergirse nuevamente en el agua y nadar hasta donde él se encontraba. Preso del horror comenzó a escapar de aquel sitio en la orilla, pero una lechuza voló rasante por encima de su cabeza haciendo que se caiga al piso. Una vez de espaldas en la tierra, sin entender nada de lo que allí estaba ocurriendo, Matías vio a la lechuza posarse sobre su pecho, que con voz muy gruesa le dijo:
- No temáis, Nahuelito solo quiere hablar contigo, cacú cacú.
Y así como había hablado emprendió vuelo y se metió en un agujero de liebre.
Se sentó y trató de calmarse, atribuyendo todo lo recién ocurrido a un estado de enfermedad, probablemente a alguna comida en mal estado o a algo que “los hippies” habían colocado en el vino. Comenzó a respirar profundamente para estabilizar su ritmo cardíaco, pero justo cuando estaba en estos asuntos fue cuando vio una vez más la sombra en el agua, pero en esta ocasión a unos escasos metros de donde él se encontraba. De a poco la cabeza comenzó a salir del agua, y reptando como una víbora o dando grandes saltos sobre la costa- que hacían estremecer todo el valle- se colocó justo en frente de Matías, que con cara pálida por el terror que en ese momento sentía, miraba la pija.
El gigante cíclope se acomodó en la orilla y comenzó a tener pequeñas convulsiones que repercutieron en la tierra como un diminuto terremoto. Eructó, y así dijo:
- Mirá flaco, te voy a hablar rápido porque si me quedo mucho tiempo afuera me seco, soy una verga de agua, viste… además el sol está fuerte y ustedes pajeros que no me cuidan el ozono… tamo al horno, viste… bueno, la cosa es que no me puedo quedar mucho tiempo así que te voy contando…
Matías, al borde del ataque de pánico, solo atinó a cubrirse la nariz, ya que un olor nauseabundo salía de su orificio- el cual usaba para hablar-, por lo que culpó obviamente al semen. En ese momento de terror y asco solo pudo pensar en una cosa: no debía haberle insistido tanto a Carla para que la trague y no la escupa.
- Che flaco- prosiguió la pija- dame bola… no te creas que me presento a todos los que andan dando vueltas por acá, tamo?... así que aprovechá la situación y escuchame bien, que tengo algo muy importante para decirte. Ah, y disculpa el olor a leche… soy una verga, viste… Bueh, la cosa es así: vos pensás que soy una verga gigante que te está hablando a orillas del Nahuel Huapi, pero yo, no pienso que vos seas un chabón que me está escuchando a orillas del Nahuel Huapi… entendés la diferencia? yo no creo que lo seas porque vos ni siquiera existís… pero yo sí existo para vos, por lo menos por ahora, pero después de esto tenés que aprender a hacer que las cosas dejen de existir… porque no existen en realidad, es así de fácil, viste… ni tus estúpidos celos con tu novia, ni tu trabajo de mierda, ni las piedritas que se te están metiendo por el culo… nada de eso existe, no en la forma en la que existen ellos, los seres superiores, a los cuales por ahora vamos a llamar así… y no me vengas con esa gilada de Dios, dioses, semidioses o celestiales, porque la cosa no funciona así, viste… por ahora les decimos seres superiores, sabé que existen, y que están arriba… la cosa es que lo que vos llamas existir existir, no existe, y lo que sí existe es eso que ellos quieren que exista, o en otras palabras, el designio y palabra en la querencia y voluntad de lo que ellos puedan o no dependiendo de los casos querer… entendés?
Matías solo atinó a balbucear algunas palabras inteligibles. La pija continuó:
- No entendés una verga, bueh, ya la vas a entender… por lo pronto dejá de armarte quilombos, fifá que fifar es bueno, y no creas en la existencia, a no ser que “ellos” te llamen algún día… ok?... nos vemos vieja.
Tan pronto terminó de hablar, el pene gigante cerró su orificio, comenzó nuevamente con las convulsiones y otra vez eructó, pero esta vez despidió de sus fauces un gallo muerto, que tendido en la playa quedó a merced de las hormigas, ya que Matías ni pensó en tocarlo. Tan pronto como hizo esto, la pija comenzó a retirarse lentamente emitiendo un sonido que lindaba entre una ardilla y un delfín, y cuando estuvo finalmente en el agua desapareció en las profundidades.
Matías se paró, fue hasta el campamento, tomó su mochila y se dirigió hacia la estación de tren pensando en las palabras de la gran matraca. Sacó un boleto y se volvió a Bahía Blanca, sin avisar a su novia ni dejar ningún recado."

23 abril 2008

Las sorpresas cinematográficas

Ya dijimos una vez, que si te caía mal este chabón:




Tenías que ver:



Don's Plum


Y si te caía mal este:




Tenés que ver:


The Savages


Pero por ahí te caía mal este otro tipo:




Entonces tenés que ver:


Little Miss Sunshine


Ahora, si te caía mal este chabón:




Tenés que...

...

...

Bueno, no podemos hacer nada con este tipo. Tenés que alejarte de cualquier cosa que haya filmado, así no te cae peor todavía.

"Gracias, vuelva prontos"